martes, 30 de junio de 2015

Qué es para mi ser templario, por Luis García Martínez



Luis García Martínez
Cuando en los años sesenta desfilé como festero en un grupo de Fiestas de Moros y Cristianos que denominamos Templarios, como podíamos haberle llamado de cualquier forma, pero en lo que tuvieron una gran influencia los trajes que alquilamos en “Cornejo” (Madrid), eran auténticamente guerreros y a uno de los “locos” que empezábamos esta aventura, al verlos,  se le ocurrió que nos deberíamos llamar Caballeros del Temple; este loco se llamaba Pedro, conocido en Caravaca como Perico el Alto.

Ahí empezó mi andadura festera… No conocía ni la Fiesta, ni la Historia, ni quiénes eran estos guerreros, pero lógicamente, al meterme en este tema, ese mismo año la curiosidad me hizo profundizar algo en lo que habían sido esos monjes-guerreros y me fui interesando por su historia, su vestimenta, sus hechos… y así me fui enamorando de esta interesante y rompedora Orden; fueron surgiendo después los primeros trajes que nos confeccionaron, las armas que nos hicimos, etc.Todo estaba  basado en su auténtica vestimenta. Desde entonces, esas túnicas y sobre todo esa cruz, también muy relacionada con mi cruz de Caravaca, ha calado en mi corazón de tal forma que ya no podría pertenecer a ningún otro Grupo festero que no fuera el de Los Templarios, por lo tanto al venirme a vivir a Murcia y encontrarme con un Grupo del Temple, me enrolé en el mismo y hoy me siento orgulloso de pertenecer a ellos. Formamos una gran hermandad en la que todos somos iguales, sin tener en cuenta la edad ni la clase social, donde componemos una gran familia “bastante bien avenida”.

Luis García Martínez