viernes, 29 de enero de 2016

¿Qué es para mí ser Templario?, por Felipe Romero y Aisca Romero

¿Qué es para mí ser Templario?
Felipe Romero y Aisca Romero

CUARTEL DEL TEMPLE. EL COMIENZO
Quiero hacer memoria de los años pasados en el grupo templarios para que estos pequeños recuerdos no se pierdan como una gota de agua en la lluvia. Y con ello, recoger cuál ha sido y es el espíritu del Cuartel del Temple de Murcia. Son retazos de los comienzos y tiempos antiguos del Temple. Los he hecho circular, como hilo conductor a través de una serie de personas que encarnan el sabor, la inteligencia, la hermandad, la personalidad de este grupo que  configura, como se nace y se materializa un espíritu colectivo que le otorga la autentica personalidad a este grupo humano.
Recojo aquí vivencias de personas que están o  estuvieron en el cuartel del Temple, y que viven o vivieron entre nosotros conformando y legándonos con su actos, palabras y perfume la bondad, el cariño,  el valor, y tantas y tantas cosas de lo que somos ahora.
Piedad, la recuerdo siempre con la sonrisa en la cara, divertida, generosa, es sobrina de Pilar y ahora trabaja en Madrid. Sé que nos recuerda en las fiestas y sé que desfila con nosotros.  Y también cómo sigue bailando en  un restaurante en el camino de Hilandario, mientras cantaba “la de la mochila azul”.
La madrina, deliciosa anciana, de elegante porte, de dulce sonrisa. Siempre nos asistía, nos acompañaba en los preparativos de los desfiles y siempre tuvo palabras amables. Siempre siento su mirada cuando nos preparamos para desfilar. Y cuando todavía hoy la mano amiga  de Pablo me ayuda a componer mi uniformidad, indefectiblemente incompleta y desordenada. Y sé que sigue ayudándonos en la preparación de los desfiles
Sixto, muchos de vosotros no lo recordaréis. Y aunque no era miembro del cuartel del Temple quiero recordarlo aquí para recoger la hermandad que siempre nos unió con el cuartel de los mozárabes, grupo de ascendencia alcoyana, que nos trajeron lo mejor de las tradiciones de las fiestas de moros y cristianos del levante español. Gracias a ellos tenemos  la música festera, las tradiciones del grupo, la cena del pobre, y los aplausos de su mujer que todavía hoy nos enorgullecemos en recibir por ser de ella de quien vienen. Para mi la memoria de Sixto siempre me alegra al desfilar por la Gran Vía,  al preparar la “mentireta” para antes del desfile, y cuando me siento cansado, después de los desfiles, en el campamento como el se sentaba con una cara de felicidad que Sixto me contagió.

Antonio Lillo, Isabel, Inma, sus hijas y Tina, su mujer, ¡cómo no recordarlos! En una noche veraniega cuando tratábamos de aprender a desfilar en el aparcamiento del  restaurante “El Alias”. Con Antonio el del Alias, también templario. Donde utilizábamos un tablón de obra, que pesaba como el mismo demonio y que sostenía las compas que nos estábamos tomando, para conservar recta la fila y conseguir hacerla girar sin perder la formación.  Hoy siguen con nosotros.
Miguel Tarín fue el gran embajador cristiano, muchos años intervino en la representación de la entrega de llaves. También lo recuerdo vestido de monje en unos de los desfiles. Y en el magnífico mandoble que le propinó a un moro que importunaba a una belleza cristiana. Nadie tan caballero y cumplido. Amigo de sus amigos. Señor para criado y parientes. Enemigo de enemigos, y maestro de esforzados y valientes.

Son muchas de las personas que vuelan  y combaten en la mesnada templaria, muchos más podría recordar, cientos de anécdotas. Y sólo quiero contaros una auténticamente memorable. Protagonizada por la mayoría del cuartel. La tengo fijada en mi recuerdo, asociada a la delegación  de Hacienda, en la Gran vía, cuando improvisamos un desfile a las 4 de la mañana acompañados por la música de la Primitiva de Alcoy, desde el antiguo campamento de San Esteban hasta el Siete Coronas, donde se encontraba la Peña Rociera, junto a todos los festeros.  

Felipe Romero y su hija Aisca

De todas formas estos retazos de ayer y  hoy quieren incluir a una persona. Por estar aquí desde el principio, porque es para mí y para todo el Temple un auténtico orgullo nombrarla, porque en definitiva con una magia especial ha sabido reunir a este grupo de amigos, de caballeros, de valientes, de hermanos: Pilar.
Y porque entre todos y cada uno de nosotros, desde los más antiguos  a Tiago el más moderno, hemos sabido recoger el espíritu del Temple. Que no es otra cosa que un conjunto de valores: inteligencia, valentía, trabajo, bondad, …. Que puede resumirse en una sola exigencia, que no ha sido impuesta y que nace del corazón de cada uno de nosotros, el estar pendientes cuando nos reunimos de la felicidad de todos y cada uno de los demás.
Y esto, aunque increíble por lo simple resulta esplendorosamente verdadero, elemental como las amapolas  del desierto.


CUARTE DEL TEMPLE: EL FUTURO.
LOS MEJORES, TEMPLARIOS

Aisca Romero a la izquierda, desfilando por la Gran Vía de Murcia

Me llamo Aisca. Soy una templaria desde 2006. Me acuerdo una de las primeras veces que salí en templarios con mi padre, tendría yo unos 2 ó 3 años, iba vestida con mi precioso traje de gala saludando y riéndome (me lo pasaba tan bien)
Otra de las veces tendría yo unos nueve años y ya salía en la escuadra de los niños pequeños y ese mismo año, por primera vez, salía mi prima Nuria ella y yo no sabíamos muy bien que hacer pero nos pasamos genial!!

Pero mucho antes de eso bailaba en el balé de mis queridos templarios dirigido por Aurelia, una de las mejores maestras y templarias del mundo. Esto fue una de las veces hace poco que bailamos.

A la derecha, Aisca, tras el baile en el campamento medieval