¿Qué es para ti ser Templario?
Ser
Templario es una oportunidad de conmemorar de un modo lúdico nuestras raíces y
una filosofía de vida.
Empecé mi andadura festera porque
un miembro del Temple pidió mi colaboración para un evento, pues tenían rey.
Esto fue el principio, pues me encantó el trato de la gente del grupo y me
enriqueció tanto que formé parte del mismo, aunque desde fuera.
Me enganchó sin remisión la
primera vez que desfilé y coroné el Puente Viejo. Y cuando vi la Gran Vía,
repleta de gente, ya supe que no podría, ni quiero, dejar el grupo.
Estoy seguro de que ya no podría
ser de otra mesnada ni cabila, pues ser templario marca de un modo imposible de
dejar, ya que lo forma una gente que enriquece y te hace ser mejor persona, a
pesar de las leyendas peyorativas que soporta el Temple.
Ya soy de la saga familiar, pues
hijos y nietos son parte de la misma, tanto que mi nieta, cuando apenas sabía
decir su nombre, si le decías “guapa” contestaba: “No, Templaria.”
El Temple tiene algo que no se
puede explicar, y es que quien lo conoce ya no puede dejarlo.
